La carta en la que Einstein explica a su hijo cuál es la mejor manera de aprender

 
Related

El ganador del maratón de Boston fue el último en llegar

Hope and Change
916 points

Sobreviviente del Holocausto encuentra al soldado que lo liberó hace 70 años

Hope and Change
3106 points



Most recent

Smile.CX PRO revolucionará el mercado del Customer Experience en Colombia

Tecnologia
18 points

Evento anual British Council Partner Schools 2024: liderazgo reflexivo en la era de la IA

Prensa
38 points

Celebra a mamá con un buffet de ensaladas y cortes a la parrilla en AC Mother s Brunch

Comunicaciones
8 points

Mamá: Abrázame que aún te extraño

El diario de Enrique
10 points

El tiempo

El diario de Enrique
8 points

La última Paciente. Teatro de suspenso psicológico

Benjamin Bernal
22 points

cCommerce: La nueva tendencia de venta para los eCommerce

Tecnologia
14 points

Vitamina B12 ¿sabías que existe y que es muy necesaria para nuestra salud?

NOTICIAS-ETF
42 points

Bayetas y esponjas para la limpieza de la cocina a examen pues acumulan un sinfín de bacterias

NOTICIAS-ETF
28 points

Uno de mis mayores amores se llama Paulaner

NOTICIAS-ETF
16 points
SHARE
TWEET
De que Albert Einstein tenía una mente prodigiosa, apenas nadie duda hoy. Sea por la teoría de la relatividad, por la famosa ecuación E=mc², por sus explicaciones sobre el efecto fotoeléctrico o por sus contribuciones a la física teórica, es evidente que este judío alemán —nacionalizado estadounidense al final de su vida a causa de la persecución nazi— era un genio. Como todo los que saben mucho, sentía que sabía muy poco, y tal vez ahí residía la conexión que siempre sintió con la infancia. En The Human Side dice que “el estudio y, en general, la búsqueda de la verdad y la belleza conforman un área donde podemos seguir siendo niños toda la vida”.

La carta en la que Einstein explica a su hijo cuál es la mejor manera de aprender

En la misma línea, en el libro Glimpses of the Great, de G. S. Viereck, elabora una metáfora sobre su manera de leer el mundo en la que el físico se ve a sí mismo como un niño: “Estamos en la posición de un niño que entra en una biblioteca llena con libros en muchos lenguajes diferentes. El niño sabe que en esos libros debe haber algo escrito, pero no sabe qué. Sospecha levemente que hay un orden misterioso en el ordenamiento de esos libros, pero no sabe cuál es. Me parece que esa debería ser la actitud de los seres humanos más inteligentes hacia Dios. Vemos el universo maravillosamente ordenado, y obedecemos ciertas leyes, pero sólo entendemos levemente esas leyes”.


Einstein y la infancia

Probablemente por esa conexión con la niñez, por su pasión por jugar y moverse en lo desconocido, el famoso físico se carteó con varios niños a lo largo de su vida, como atestigua el libro Dear Professor Einstein: Albert Einstein’s Letters to and from Children (Prometheus Books, 2002).

En él, entre otras, se recoge el intercambio epistolar entre Einstein y una astuta niña llamada Tyfanny. El 19 de septiembre de 1946 la niña escribe al físico:

“Se me olvidó decirte, en mi última carta, que era una chica. Quiero decir, que soy una chica. Siempre me he arrepentido de ello, pero ahora ya estoy más o menos resignada con el hecho de serlo. En cualquier caso, odio los vestidos y los bailes y todas esas mierdas que les gustan a las chicas. Prefiero los caballos y la equitación. Hace mucho, antes de querer ser científica, quería ser jinete y montar a caballo en las carreras. Pero eso fue hace mucho. ¡Espero que no pienses que valgo menos por ser una chica!”.

La respuesta de Einstein fue breve:

“A mí no me importa que seas una chica, pero lo más importante es que no te importe a ti. No hay ninguna razón para ello”.



Einstein y su hijo

Es otro libro, no obstante, el que alberga un documento tal vez más preciado. En 1915 Einstein se hallaba en una Berlín devastada, mientras que su exmujer, Mileva, y sus dos hijos, Hans Albert y Eduard “Tete”, vivían a salvo en Viena. El 4 de noviembre de ese mismo año, cuando ya había escrito la teoría general de la relatividad que lo catapultaría a la gloria científica, Einstein le mandó a su hijo de once años la siguiente carta, que recoge el libro Posterity: Letters of Great Americans to Their Children (Anchor, 2008):

“Mi querido Albert,
Ayer recibí tu cariñosa carta y me hizo muy feliz. Tenía ya miedo de que no volvieras a escribirme nunca. Me dijiste, cuando estuve en Zurich, que se te hace extraño cuando voy a Zurich. En consecuencia, creo que es mejor si nos encontramos en algún otro lugar, donde nadie interfiera en nuestro bienestar.

En cualquier caso, voy a rogar que cada año pasemos un mes entero juntos, para que veas que tienes un padre que se interesa por ti y que te quiere. También puedes aprender muchas cosas buenas y bellas de mí, algo que otra persona no podría ofrecerte tan fácilmente. Lo que he conseguido gracias a mi extenuante trabajo no debe valer sólo para los desconocidos, sino sobre todo para mis propios hijos. Estos días he completado uno de los más hermosos trabajos de mi vida; cuando seas mayor, te lo explicaré.

Estoy muy contento de que halles placer en el piano. Eso y la carpintería son, en mi opinión, las mejores actividades para tu edad, mejor incluso que el colegio. Porque son cosas muy apropiadas para una persona joven como tú. Toca al piano principalmente lo que te guste, aunque la profesora no te lo asigne. Esa es la mejor manera de aprender, cuando estás haciendo algo con tal disfrute que no te das cuenta de que el tiempo pasa. Yo estoy a veces tan enfrascado en mi trabajo que se me olvida la comida a mediodía…

Un beso para ti y otro para Tete de tu Papá.
Recuerdos a mamá”.

Fuente: www.elconfidencial.com
SHARE
TWEET
To comment you must log in with your account or sign up!
Featured content