Se nos fue G. G Márquez, uno de los grandes, de los mejores escritores de la historia, quizás el más humano, quizás el más idolatrado, pero como he dicho, un ser humano.
Un amigo periodista, me dijo una vez: Cuando estudias periodismo sólo quieres tener dos variantes: o ser corresponsal de guerra; o Gabriel García Márquez.”
Y es que, en definitiva, todos los que escribimos nos creemos egos, semidioses con cabezas que van y vienen, pero nuestro Gabriel fue sin duda; el dios de la literatura. Tan humilde, con sus chaquetas y sus flores, con su pueblo Macondo, con sus amores entre Fermina y Florentino Ariza que es imposible no sentir cariño por este buen hombre.
Ojalá hubiera políticos como Gabriel G. Márquez, ojalá hubiera hombres como este genio, que no nació genio sino que se hizo brillante, poco a poco. Con pasitos pequeños y bien andados.
Todos quizás queremos ser admirados, queremos ser como la bella musa de Gala, o como la heroína de “Los hombres que no amaban a las mujeres”, pero sin duda todos aspiramos a ser en secreto humanos, como nuestro Gabriel.
Concluyo este pequeño artículo, dedicado a todas las personas que han tenido la suerte de vivir la magia de Gabo , un mago que ahora me imagino en una hermosa playa de Colombia riendo y fumando en su pipa.
"Y hasta cuándo cree usted que podemos seguir en este ir y venir del carajo?, preguntó Fermina. Florentino Ariza tenía la respuesta preparada desde hace cincuenta y tres años, siete meses y once días con sus noches. ‘Toda la vida’, dijo." (El amor en tiempos dell Cólera).